Sin duda, 1 Tesalonicenses es la respuesta de Pablo a las noticias traídas por Timoteo.
Está claro que, en términos generales, la reacción del apóstol al escuchar el informe fue altamente positiva. Pero lo cierto es que no escribe solamente para felicitarlos, sino además para manifestarles ciertas preocupaciones.
El propósito de la epístola es múltiple y responde a las diversas situaciones reflejadas en el informe de Timoteo.
Los énfasis principales son dos:
– El apóstol mira atrás y da gracias al Señor por los recuerdos de su estancia en Tesalónica.
– Contempla la situación presente de los creyentes, tanto en cuanto a su entendimiento doctrinal como en cuanto a su vivencia moral, y se dirige a las necesidades espirituales que percibe en ellos.
Esta doble intención queda claramente reflejada en la estructura de la epístola.
Con solo una lectura somera de la misma, se hace patente que esta se divide en dos partes fácilmente distinguidas. Es como si el propio apóstol quisiera indicar expresamente el doble mensaje de su epístola. Su intención persigue siempre la misma finalidad: contribuir a la santificación de sus lectores; pero el texto se divide en dos partes caracterizadas por dos énfasis y escritas en dos tonos claramente distinguidos entre sí.
El impacto de 1 Tesalonicenses se basa en introducir sus enseñanzas de maneras muy naturales y espontáneas a lo largo del discurso personal de la carta.
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