Libreria 247

Dios les dice a sus hijos redimidos: “Sed santos, porque yo soy santo”. El ordenarle al hombre que sea santo sería burlarse de él si no se hubiese hecho la provisión merced a la cual el hombre, echando mano de un poder más allá de si mismo, pudiese de veras cumplir la orden. Felizmente, Dios ha hecho provisión para nosotros en Cristo Jesús, “el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación y redención”.

En este libro el doctor Simpson, con la obvia unción de Dios sobre su pluma, ha logrado presentar con claridad para todos los que lo lean con una actitud de expectación sencilla de fe en Cristo, no sólo el carácter esencial del mandato de ser santos, sino también la manera por la cual el hombre puede, por el Espíritu Santo, entrar en el propósito de Dios y conocer la realidad de “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”.